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Esta temporada he tenido el placer de participar en dos modelos de competición muy diferentes.
Por un lado, una competición de charleston y por otro un “jack & jill”.
Ambas son improvisación, excitación y sobre todo buen rollo.
La competición de charleston es individual. Improvisando normalmente sobre temas de Jazz estilo Dixieland. Es el Jazz de la primera época, el de New Orleans en el primer cuarto del siglo pasado. También se puede utilizar música de la época swing (década de los 30), o dependiendo de la organización, ¡cualquier locura!.
Participar en la competición de charleston junto a amigos y compañeros del mundo swing fue un placer. La energía que liberábamos dentro del círculo de los que competíamos era increíble. Una gran experiencia. No sabías lo que podía pasar.
En la final quedamos Gustav, Sonia Ortega, Eva Bret, Marie y yo.
Todos ellos unos monstruos sin olvidar a Jana Grulichova, que es increíble y que aquel día no llegó a la final pero que ya ha ganado competiciones de nivel internacional. Es difícil para los jueces decantarse por uno o por otro. Lo que es seguro es que cualquiera podía ganar. La inspiración del día, lo en gracia que caigas en ese momento, etc. Determinan el resultado final. Ese día me tocó a mi pero seguro que en las próximas ediciones alguno de ellos estará más inspirado y ganará.
La competición de “Jack & Jill” es por parejas. Pero no penséis en la típica de bailes de competición. En el “Jack & Jill” no hay coreografías. Hay improvisación y conexión. Para empezar, todos los participantes entran en un sorteo donde se determina las parejas. Todos éramos profesores de lindy hop en Barcelona. Yo no sabía quien iba a ser mi pareja. Y en el sorteo me tocó a Nuria Bonet. Una crack. Baila increíble y dibuja siempre una sonrisa que enamora y atrapa a cualquiera.
Toda la competición, organizada por Pep y Emi, era una especie de torneo a lo “Bola de Drac”, donde dos parejas “luchaban” en el tatami la una contra la otra. El público decidía que pareja pasaba ronda y que pareja quedaba eliminada. Nuria y yo llegamos a la final. La pareja contrincante en la final era Gustav y Ruth. Los dos amigos y pedazos de bailarines. Respecto a Gustav siempre digo que me tiene robado el corazón con su manera de bailar. Interpreta la música de una manera ágil, parece increíble que mida 195cm. Pero en la final, Nuria y yo demostramos conocernos mejor que Gustav y Ruth. Y es lo bueno o malo que tiene el “Jack & Jill”. No depende sólo del nivel de baile que tenga cada uno, depende en gran parte de la conexión con la pareja. Como en la vida, siempre hay personas que conectan más y personas que conectan menos.
Héctor Artal.